Los retos climáticos a los que se enfrenta un viñedo chileno


El fenómeno de «El Niño» es un acontecimiento natural que se produce con frecuencia en el Océano Pacífico. Obviamente y como cualquier otro fenómeno puede afectar a la agricultura y por supuesto a los viñedos y las cosechas.  Recordemos que el fenómeno se caracteriza por un calentamiento inusual de las aguas superficiales, que se calientan más de lo normal. Los vientos alisios, que normalmente soplan de este a oeste a lo largo del ecuador, se debilitan o cambian de dirección. El resultado es un cambio notable en los patrones meteorológicos globales, incluyendo un aumento de las precipitaciones, temperaturas globales más altas y fenómenos meteorológicos extremos. Así como la fase cálida de este ciclo climático más amplio se denomina «El Niño», existe una expresión para la fase fría y se llama «La Niña».


Todo esto es importante para los viñedos chilenos. El Niño provoca una mayor nubosidad y condensación de agua.  Esto se traduce en mayores precipitaciones y temperaturas más altas en el interior. Esto acelera el ciclo de maduración de las uvas, lo que puede dar lugar a vinos con menor acidez y concentración de aromas.  Por el contrario, la influencia de «La Niña» significa que las temperaturas superficiales del mar son más bajas, la condensación disminuye y las temperaturas y la acumulación térmica en el interior de Chile son más bajas. Esto significa un aumento de las condiciones de sequía en muchas regiones de Chile, lo que puede provocar un mayor estrés hídrico en las vides y, en consecuencia, un menor tamaño de la uva, una menor concentración de azúcar y una reducción de los rendimientos. Además, las bajas temperaturas, especialmente en primavera, pueden provocar heladas tardías y retrasos en la maduración.

En cualquier caso, nuestros proveedores de uva utilizan diferentes estrategias para hacer frente a todos los retos. En primer lugar, una gestión eficaz del agua: optimizando los sistemas de riego y realizando una cuidadosa selección de variedades adaptadas a la sequía. En segundo lugar, la protección contra las heladas y el granizo: Por ejemplo, utilizando el riego por aspersión para elevar la temperatura del aire. En cualquier caso, el seguimiento de los cambios meteorológicos es esencial, facilitando una toma de decisiones rápida y eficaz. 

Los fenómenos de «El Niño» y «La Niña» constituyen un reto importante desde el punto de vista de la viticultura. Hoy en día, se utilizan todos los recursos y técnicas agrícolas para adaptarse a cada circunstancia y garantizar siempre la excelencia y calidad de todos los vinos.

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